Nuestro egresado Jorge Vaca desarrolla sus obras sobre Colombia, la paz y la memoria

Nuestro egresado Jorge Vaca desarrolla sus obras sobre Colombia, la paz y la memoria

Jorge Vaca, Máquina para un olvido presente, instalación, 2015. 

“Un día, decidió el universo que me iba a dar epilepsia”. Desde ese momento, a los 19 años, Jorge Vaca entendió que tenía problemas con la memoria. En su caso, por culpa de la enfermedad, es con los recuerdos a corto plazo. “Tengo una muy buena memoria académica, pero una terrible memoria del día a día”. Pero en el caso de Colombia, Jorge entendió que el problema con la memoria es que hay un interés por desarrollarla, pero no nos ponemos de acuerdo en cuál es la memoria que queremos rescatar, ni cómo. Esa se volvió la columna vertebral de su producción artística.

Jorge Vaca es egresado de nuestro Departamento de Arte, del que también ha sido profesor de instalación en la clase de Narrativa audiovisual. Tiene una maestría en Tecnología y Estética de las Artes Electrónicas de la Universidad Nacional Tres de Febrero, donde, como trabajo de grado, presentó la obra Máquina para un olvido presente.

Máquina para un olvido presente (2015) es una instalación interactiva en la que una impresora de matriz de puntos graba sobre el papel más o menos 2000 testimonios de víctimas del conflicto armado colombiano provenientes del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica ¡Basta ya!. El problema, el de la memoria, es que los textos se imprimen una y otra vez, sobre el mismo papel y el resultado son líneas y líneas ininteligibles. “Lo que hace la máquina es generar una metáfora de una inscripción sin fin, pero la misma inscripción no tiene sentido”, explica Jorge para recalcar su inquietud por las dificultades de hacer memoria de nuestro conflicto.

“¿Por qué yo no puedo recordar?”, fue la pregunta que catalizó el interés de nuestro egresado por los ejercicios de memoria, tanto de la propia como del país. “Entender la memoria y de ahí generar un duelo es, cómo lo pienso yo, una parte muy importante del relato que se tiene como nación”.

Máquina para un olvido presente, instalación, 2015 

La máquina forma parte de la colección de arte y cultura del Museo de Memoria de Colombia (que por ahora existe solo virtualmente y planea abrir sus puertas en 2022). Con ella, Jorge fue uno de los ganadores del Salón de Arte Joven de la Fundación Gilberto Alzate Avendaño 2015, pero la máquina “ha estado más afuera que adentro”. Ha visitado Ciudad Juárez, Madrid y Berlín. En 2021 será expuesta en Bienalsur de Cúcuta y en 2022 está programada para un proyecto sobre arte colombiano en el Museo de las Américas en Denver. “No pensé que fuera a pasear más la máquina que yo”.

Esta obra muestra la complejidad que implica construir memoria así como los cruces y tejidos que se necesitan para reconstruir los valores, perdidos en medio del conflicto armado. Jorge Luis Vaca hace preguntas e invita al espectador a pensar en los esfuerzos que ha hecho esta sociedad por recuperar lo perdido.

Museo de Memoria de Colombia

 

Inicialmente, esta obra constaba de dos partes, la que imprime (e imprime) los testimonios y la que unía otra impresora a una tablet en la que el espectador podía publicar en una cuenta de Twitter lo que quería olvidar. El tweet se imprimía en papel termosensible, el mismo de los recibos de los datáfonos, por eso, “a la semana ya no tenías nada escrito, todo desaparecía”. Además, después de un minuto, la publicación se borraba de la red social, por lo que la cuenta permanecía vacía. Jorge tuvo que eliminar esta parte de la obra debido a que, en 2018, Twitter cambió sus políticas de uso de datos y ya no permitió que terceros extrajeran información de las cuentas. 

La instalación Diálogos de paz (2016) fue otra obra de Jorge que también se conectaba a cuentas en Twitter y sufrió el cambio de las políticas.

Diálogos de paz, instalación, 2016

“Era mucho más divertida. Eran dos impresoras, una conectada a la cuenta de Uribe y otra a la de Santos. Entonces, cuando estaban negociando el proceso de paz, se colocaba la cajita cerrada y era a ver quién twitteaba más. Y twitteaban y twitteaban y twitteaban. Y pues, eran dos bandas negras que no lograban decir nada, que es realmente el problema. Esa pieza era fantástica porque uno la escuchaba imprimir e imprimir y al final solo quedaba ese manchón del manchón del manchón”.

Jorge está convencido de que los proyectos que reflexionen, cuestionen o ayuden a desarrollar la memoria del conflicto de Colombia son indispensables y sus obras, particularmente, se enfocan en la responsabilidad de los agentes que construyen memoria sobre el discurso que se escribe. Estos agentes pueden ser los ciudadanos, los medios de comunicación o los gobernantes.

Ahora que se está terminando la ayuda al proceso de paz de todas estas organizaciones internacionales como USAID y que son los colombianos, con todo su perrenque, pero también con todo su resentimiento, los que van a tener que meterle el hombro a sacar esto adelante, las artes pueden hacer que la gente le dé una vuelta más, que piense hacia dónde quieren encaminar esto. Hay buenos colombianos que están dispuestos a trabajar.