Para empezar, de un modo un poco predecible, vamos a arrancar desde el origen. El origen es a final de cuentas siempre un problema; tal vez una inconformidad, una piedrita en el zapato, un mosco metido en la leche o hasta una idea de ver algo y pensar que uno lo puede hacer mejor. Debemos admitir que ustedes y nosotros -juntos- nacemos de un problema. Como estudiante, ver el mundo del arte con su mercado y sus estrellas es ver que, como en las fiestas, la canción paró y nos quedamos en la primera ronda ya sin silla. Resulta ser, al fin y al cabo, entendernos fuera del parche. Frente a la clara disociación entre la “vida real”  -que parece ser la que comienza con recibir el cartón- y la condición llana de ser estudiante, queremos denotar una alternativa. No es que no queramos ser solo estudiantes, es que creemos que nunca ha existido algo como: solo estudiantes. Nos enamoramos con sentir que hay una fuerza de puertas para adentro en lo que somos y queremos invocarla de su tumba.

 

Como esto es una invitación hay que ser claros: concretamente nos emberracan tres cosas: la falta de identidad, la falta de unidad y la falta de espacios. Primero, por identidad nos referimos a una pregunta no visitada en los últimos años ¿qué es ser estudiante de arte? a verle la cara a la ignorada posición de estar en proceso, claro, como una ventaja. Segundo, nos remitimos a una falta de unidad, el olvido del “Yo, nosotros” ha auspiciado el individualismo y una soledad a la que buscamos no sucumbir. Finalmente, frente la falta de espacios nos encontramos dóciles. Necesitamos sitios de reunión, de encuentro, de exhibición y de discusión estudiantil. No vamos a esperar más y es por eso que con todos estos motivos que parecen palabrería, estamos saliendo con algo.

 

Es precisamente que como un proyecto que nace de estudiante a estudiante, estamos invitando a una exposición de arte. Tenemos una excusa, una buena excusa para llevar a cabo una muestra potente y diciente en la que el estudiante de arte sea consciente de su existencia, de su manada, de su rol y de su naturaleza. Enmarcándonos en esta primera edición bajo la celebración del bicentenario de la Batalla de Boyacá, venimos con una incitación frentera a que nos demos voz.  Finalmente, si nada de eso le ha hecho poner la piel de gallina, le decimos a estas alturas ya de una manera más directa:

 

  • Si usted es un estudiante de arte que está cansado de no valer un peso: inscríbase.
  • Si usted es un estudiante de arte cansado de no tener un peso: inscríbase.
  • Si lo hace por ganarse un Salón Nacional de Arte cualquiera: inscríbase.
  • Si lo hace solo por hacer parte: inscríbase.
  • Si lo hace por el arte: piénselo dos veces.
  • Si lo pensó dos veces: inscríbase.

Si lo hace por reescribir historia: inscríbase.

Este es El Primer Salón Nacional de Arte Universitario y les da la bienvenida. Hoy todo se vale, porque El Puente Está Quebrado y la pregunta que les hacemos es: ¿Con qué lo curaremos?