Cayengue: el nuevo disco de nuestro profesor Abel Loterstein con La Zebra Azul Big Band
“Cayengue es una palabra del lunfardo porteño. En Buenos Aires significa hacer jolgorio, juntarse… la idea del encuentro”, explica nuestro profesor del Departamento de Música Abel Loterstein. En esta época no podemos juntarnos, pero el disco Cayengue de La Zebra Azul Big Band, nos puede ayudar a pasar de una mejor manera estos momentos. Por ahora, Cayengue está disponible en Bandcamp y dos de los sencillos del álbum, “Milonga” y un cover de “El mochuelo” se pueden escuchar en todas las plataformas de streaming.
Abel dirige La Zebra Azul Big Band y desde hace 4 años se dedicó a escribir música original para la orquesta, así como a convocar músicos para formar una nómina estable. En Cayengue participan 15 músicos; Abel toca la guitarra.
Antes de esto, La Zebra Azul no era propiamente una orquesta. “Ya lleva como 7 años, pero antes era una fundación que lo que buscaba era abrir espacios de jazz en Bogotá. Nació gracias a mi amigo Oscar Caucaly, que fue el que me ofreció trabajo en la fundación en 2012”, cuenta nuestro profesor.
En esa época La Zebra Azul hacía jams de jazz y tocaba “arreglos paradigmáticos del estilo” como el disco Blues and the Abstract Truth de Oliver Nelson. “Poco a poco se fue dando la necesidad de empezar a crear repertorio nuevo y empecé a escribirle música original a la orquesta para que tuviera un sonido propio” Ahí salió la idea de hacer Cayengue, que Abel trajo de Buenos Aires después de estudiar en el Conservatorio Manuel de Falla.
“El disco lo grabamos en 2018 y recién hasta ahora lo terminamos porque somos muchos y todo fue autogestionado”, aclara Abel. Sin embargo, en ese lapso, La Zebra Azul apareció en varios escenarios de Bogotá con “Armando cayengue”, su acto en vivo. “Ya vamos en el volúmen 8, pero ahora estamos frenados”, cuenta Abel.
Abel Loterstein es profesor de nuestra Facultad desde 2018. Dicta el curso de Arreglos I, una materia en la que saca a los estudiantes de Música del énfasis producción de su zona de confort, porque “ellos siempre están metidos en el estudio”, como cuenta Abel, “la es un espacio para escribir música y hacer un ejercicio crítico de la escritura en el contexto de las músicas populares”, explica.