Lea los poemas de uniandinos que ganaron mención de honor en el concurso de la Casa de Poesía Silva

Lea los poemas de uniandinos que ganaron mención de honor en el concurso de la Casa de Poesía Silva

Los poemas “Un sendero nuevo a la cascada” de nuestro egresado Jair Lemuel Moreno e “Inquisición” del estudiante Juan Pablo Guatibonza, ambos del Departamento de Humanidades y Literatura, se llevaron menciones de honor en el concurso nacional de poesía “Decir es mostrar” de la Casa de Poesía Silva.

El concurso recibió 2345 postulaciones, de las cuales se escogieron solo 20 como ganadoras. El jurado (Humberto Dorado, Luz Mary Galindo y Eduardo Gómez) destacó la renovación de las voces en la poesía colombiana que, sin embargo, “rescatan y actualizan las culturas ancestrales”.

El tema de la convocatoria, y único requisito de fondo, era la palabra. “El sol pone a la vista las palabras del mundo que son las cosas. El tamaño de las palabras es inmenso porque en ellas caben todas las cosas. Igual que los astrolabios, las palabras son instrumentos de navegación”, leyó Pedro Alejo Gómez, director de la Casa de Poesía Silva, para inaugurar la transmisión en la que se conoció el veredicto del jurado.

Escuche al final de esta página los poemas leídos por el jurado.

Un sendero nuevo a la cascada

 

Tras su poema “Colibrí”

Carver me despidió

esta tarde con “Último fragmento”.

Después de tanto escribir, beber,

andar y trasandar su mundo, amar un poco

pero siempre,

me conmovieron los

últimos poemas que aluden a una

paz que me corresponde

y a una luz que no lastima.

 

En ellos me contó

la noticia del doctor, su matrimonio,

su adiós a los amigos y ese

fervor bésame

–dicho para Tess,

para Tess–,

la emoción intensa

de cada verso y la viva expectación

no siempre temerosa

en medio de su paz.

 

Me contó sobre

el atardecer en el que veía

su foto de dos años

antes

de la noticia,

ya con la luz de su vida a cuestas

que sin duda lo seguía

acompañando entonces,

–cuando estaba dispuesto

a partir–,

luz que no fue el

intenso mediodía de

adulto joven,

sino el crepúsculo amarillo

del final.

 

Una luz dorada sobre las rosas del jardín.

Este verso conduce

–como sendero nuevo a la cascada–

una cadencia y

algo más

desde el jardín cotidiano

que cultivó

–la casa, quedarse dormido en

el sofá con el libro abierto

o con las películas

a blanco y negro, el hogar

    de fuego

en la chimenea,

los ojos de Tess

verdes musgo de río–

    hasta mí.

 

Sendero que ahora

conduce esta convicción

de haber asido algo,

    además

la añoranza por lo mucho

   y para siempre perdido.

 

palabra, sendero

me conduce a esta

cascada

de aguas

que a lo lejos

solo intuía,

a lo lejos

era un palpitar,

un acento

y ahora aquí

parece

abarcarcarme.

2020

Inquisición

 

¿Has comprobado ya que el color del abedul

se tiñe por obra de las sílabas?

¿Has reparado en las formas convexas

que los fonemas de «barco» prefiguran?

 

Dime, en el extenso reino del sonido,

¿qué refleja al mundo sino las palabras?

 

Y todos los colores serán sílabas,

todas las formas revestirán sonidos.

Con las vocales pintaremos sierras

y ornaremos el valle de rumores sordos.

 

Cuando con la palabra se pinta el abedul

o con los fonemas se construye un barco,

qué hacemos con la vida sino iniciarla,

qué hacemos con el mundo sino crearlo.