Ketlly Bautista Voices from the South: Storytelling for Impact
Ketlly Bautista, egresada del Pregrado de Narrativas Digitales, fue admitida al programa Voices from the South: Storytelling for Impact de CNN Academy program. Un programa que forma a narradores del sur global para contar historias urgentes sobre salud y crisis humanitarias, con profundidad, contexto e impacto.
El programa se desarrolla en dos fases: una primera fase virtual (julio a octubre de 2025), con cursos en línea para fortalecer habilidades narrativas y presentar una propuesta de proyecto audiovisual y un pitch. Quienes sean seleccionados pasarán a la segunda fase presencial en Abu Dabi (noviembre de 2025), que incluye entrenamiento práctico en periodismo de campo y una simulación de cobertura de salud global.
Para comprender la experiencia de Ketlly en el programa, realizamos la siguiente entrevista:
¿Puede contarnos sobre el programa?
Ketlly: CNN Academy y el programa Voices from the South. Se trata de una experiencia pedagógica centrada en el quehacer periodístico, estructurada en 12 módulos con un hilo narrativo común. Los primeros temas abordan la ética en el periodismo y el arte del storytelling. Y digo “arte” no porque sea algo reciente o novedoso, sino porque narrar historias ha existido desde siempre: es una capacidad humana para transmitir experiencias, culturas y memorias a través del tiempo. Precisamente por su poder, el storytelling implica también ética y responsabilidad.
Estos primeros módulos me parecieron exquisitos en términos de información y reflexión. CNN Academy, programa de la organización que viene de una de las cadenas más grandes de periodismo global y digital: el CNN News, también parte de una mirada occidental y conservadora que se ve obligada a reinventarse frente a los cambios del oficio. Eso lo hace interesante: combina aprendizajes de quienes trabajan en contextos globales y convulsionados, con temas como breaking news, periodismo en campo en escenarios de guerra, violaciones a derechos humanos, migración y, dentro de ellos, la salud. Que no es el único tema que tratamos allí en el curso.
En este punto, me parece clave subrayar que el curso invita a ampliar la noción de salud, sí, pero en general como se cuenta el mundo cuando hay ojos humanos y digitales. No se limita a hospitales, batas azules o salas de urgencia; también está en el primer contacto con el mundo, en cómo cuidamos cuerpo y mente en contextos violentos, y en cómo nos mantenemos abiertos para narrar historias que, en ocasiones, son dolorosas. Los casos de estudio que presenta CNN Academy lo muestran con claridad: desde el hacinamiento en cárceles, la deportación y encarcelamiento de migrantes en condiciones precarias, hasta escenarios de tortura o subasta humana. Hablar de salud global es hablar de realidades profundamente interconectadas con otras problemáticas sociales.
¿Cómo ha contribuido la fase virtual del programa a fortalecer sus habilidades de narración y comprensión de los temas de salud global?
K: Cada módulo ha sido clave. Más allá del reporteo en campo, he aprendido técnicas de storytelling digital, escritura para entornos virtuales y, sobre todo, estrategias para llegar a la audiencia. Esto último es fundamental: no basta con entrevistar, verificar o cuidar la fuente; también es necesario pensar cómo las historias llegan a las personas. El curso incluye herramientas prácticas como SEO (Search Engine Optimization), social storytelling, escritura de guiones para televisión, investigación en fuentes abiertas (open source, que es una de mis especialidades en mi pasantía en 070), y el uso de inteligencia artificial que es el aliado y cuasi «enemigo» en un mundo polarizado y con la realidad alterada. Todo esto me ha permitido actualizarme en un oficio que, aunque siempre será contar historias, cambia constantemente en formatos y lenguajes.
Voy por la mitad del curso, y aunque requiere un esfuerzo grande compatibilizarlo con un trabajo de tiempo completo, me resulta profundamente enriquecedor. Particularmente en lo relacionado con salud en el Sur Global, me deja aprendizajes claros: antes de narrar una problemática, debo preguntarme si mi relato le hace justicia, si aporta y si mantiene un criterio ético. En CNN Academy se reconoce que la total imparcialidad no existe, pero se insiste en un periodismo con criterio, capaz de defender derechos humanos y de narrar desde una postura responsable.
¿Qué temas le llama la atención para plantear el proyecto audiovisual a partir de lo aprendido en la residencia?
K: Veo dos grandes posibilidades: el mundo de lo social y el de la salud global.
En mi caso, hay un tema que me conecta profundamente: el sistema de salud colombiano, visto desde el bienestar, las políticas de cuidado y las dinámicas de cuidado entre las personas. Es un asunto que he venido persiguiendo y que quisiera explorar más en el contexto colombiano. Aunque en la academia se han estudiado estas cuestiones desde diferentes enfoques, me parece fundamental narrarlas porque el pitch, al final, es para construir una historia audiovisual.
¿Cómo hablar de eso? A partir de narrativas digitales, que es lo que más me apasiona: encontrar personajes, trabajar con mis fuentes y narrar en comunidad lo que hacemos. Por ejemplo, me interesa mostrar cómo las mujeres asumen los roles de cuidado, no solo en el ámbito privado, sino también en la sociedad colombiana, y cómo estos roles están directamente atravesados por factores culturales y de género. Quisiera explorar ese cruce y llevarlo a un formato de mini documental desde mi práctica de storytelling, para mostrar cómo esas experiencias derivan en un sistema de salud más amplio. Sé que todavía es un tema muy grande y necesito afinar el ángulo, pero lo considero prioritario.
Si me voy más hacia lo social, también pienso en Bullosas, el proyecto que creé en torno a las mujeres en la música. El tema de género es muy importante para mí porque lo vivo en carne propia: me duele el impacto que tiene ser mujer dentro de industrias de comunicación y también en la música. Allí se reproducen roles de género que alimentan discursos dominantes, pero también existen prácticas que transforman esos discursos y que vale la pena contar.
Algo que estoy aprendiendo en CNN Academy es que muchas veces el periodismo se percibe como algo duro, difícil, que solo relata historias tristes. Y yo quisiera, a través de estos temas, poder exaltar también lo que se está haciendo bien en la sociedad para cambiar narrativas de género, especialmente en industrias creativas como la música. Ese cruce entre periodismo, género y cultura es también uno de mis intereses prioritarios.
¿Cómo está afinando sus intereses y explorando posibles proyectos periodísticos para amplificar las voces del Sur Global?
K: Esta es una etapa de búsqueda y aprendizaje. Más que proyectos concretos, en este momento hay intereses y temáticas en proceso de afinación. Por ejemplo, interesa contar historias a través del videojuego: explorar cómo se puede narrar la resistencia del Sur Global en contextos de violencia usando formatos interactivos. También resulta clave el activismo social en Colombia, un tema complejo porque el periodismo aquí implica riesgos reales y exige procesos cuidadosos para encontrar, elegir y desarrollar una historia. Herramientas formativas como CNN Academy o los cursos de narrativas digitales ayudan precisamente a ese proceso: encontrar la historia, construirla, elegir un ángulo y desarrollarla con criterios éticos.
Otro eje central serían los derechos humanos: narrar cómo, en contextos de éxodo y desplazamiento, nuestra mirada digital influye en la empatía o la indiferencia ante estas crisis, y cómo esas tensiones se expresan en resistencias y redes de cuidado que también merecen ser contadas.
También es de interés el cruce entre nuevas narrativas y audiencias jóvenes: cómo se cuentan hoy las historias en plataformas como TikTok, qué lenguaje usan las generaciones Z y posteriores, y cómo llegar a esas conversaciones. Relacionado con esto, la mentoría es fundamental: se busca explorar proyectos que incluyan formación y transferencia de técnicas narrativas a periodistas en formación.
Finalmente, en el plano profesional, hay un trabajo en el sector social como diseñadora de experiencias de aprendizaje, lo que abre la posibilidad de crear contenidos y programas que amplifiquen voces desde organizaciones y desde la filantropía social, combinando práctica periodística con diseño educativo para generar impacto.
¿Cómo está viviendo el proceso de preparación para el pitch y qué aprendizajes espera llevarse, en caso de ser seleccionada para la fase presencial en Abu Dhabi?
K: Necesito aclarar algo antes de hablar de expectativas: el viaje a Abu Dhabi no es algo seguro, es una posibilidad que depende directamente de la selección que se haga a partir del pitch. Por eso, en este momento mi prioridad es aprender bien el proceso y construir un pitch sólido para poder competir. La competencia es alta: somos alrededor de 1.500 participantes activos y solo seleccionan a unos pocos —en casos anteriores, alrededor de 25 personas—. Además, esta es la primera vez que el programa incluye participantes del Sur Global Americano, lo que lo hace aún más significativo.
Si llego a ser seleccionada, me encantaría aprender de los mentores de CNN y ver de cerca cómo funciona el trabajo de noticias en tiempo real, desde la lógica de las breaking news. También espero generar conexiones globales con periodistas de distintas partes del mundo, porque el periodismo es un trabajo colectivo que vive de la colaboración y las redes.
Respecto al contexto de Abu Dhabi, también tengo reflexiones y expectativas. Estamos hablando de uno de los países más ricos del mundo, ubicado muy cerca del conflicto entre Palestina e Israel. Yo tengo una opinión formada desde lo que veo en los medios latinoamericanos, donde la perspectiva se inclina mucho hacia defender a la población palestina, víctima de un genocidio. Ir a Medio Oriente y estar tan cerca de esa realidad me genera la expectativa de observar, y subrayo la palabra observar, cómo se narran esos conflictos desde allí. No necesariamente contarlos de inmediato, sino observarlos para entender cómo el ojo periodístico se posiciona en un contexto de conflicto.
Este viaje me permitiría ver cómo se habla de un conflicto que, además de geopolítico, también es un asunto de salud pública. Porque la salud pública es un derecho humano, y los conflictos armados impactan directamente en ella. Para mí, eso dice mucho de cómo los periodistas necesitamos aprender a escuchar distintas miradas para entender los conflictos globales.
Por último, tengo expectativas altas frente a la experiencia práctica: quiero aprender a trabajar bajo la presión del breaking news, algo muy distinto al periodismo investigativo que he practicado. Me interesa entender cómo se construyen historias en un entorno de alta exigencia y comparar cómo CNN narra frente a otros medios (¿Es diferente a lo que hacen RCN o Caracol en Colombia? ¿Es parecido a cadenas como DW en Alemania?), para seguir ampliando mi mirada y evitar caer en narrativas polarizadas.