Videntes

Casandra

Un ángel que no vuela

Tengo tanto miedo 
y tanta esperanza 
como Casandra. 
  
Qué se supone que haga 
con nuestra propia suerte de condenadas.  
Tal vez de algo sí sirvan mis palabras. 
  
Desde el subsuelo de mi angustia, 
rezo como mi madre me enseñó 
y miro al cielo en busca de la estrella 
que nos robaron. 
Si un ángel diera un paso del tamaño de un cucarrón, 
sabría cómo se sienten sobre las manos los insectos 
y lloraría de amor, sin saber que está amando.  
  
Odiaría las palabras que le hemos dado 
eternamente mirando sin decir 
que siente cosas que preferiría no vivir, 
porque un cucarrón que camina sobre la piel 
es mucho más bello que un hombre que espera, 
siente y piensa palabras:  
Un hombre.  
Alas.  
Sin volar. 
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Egresado de Literatura y estudiante de la Maestría en Literatura · jf.jimenezr@uniandes.edu.co

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