Somos colombianos, criollos. En nuestra tierra los límites entre lo local y lo foráneo cambian constantemente. Nuestra cultura y nuestras costumbres se transforman, se mezclan con las que vienen de afuera. Gracias a nuestra resistencia, nuestra esencia permanece y todo lo que llega de afuera lo transformamos para volverlo nuestro, lo re hacemos a nuestra manera. Nuestra cultura ha sido un collage de infinitas posibilidades.

Sentimos que hoy este fenómeno se consolida de otra forma en nuestra generación y nos declaramos una generación postcriolla. Un colectivo postcriollo. Somos conscientes de la reapropiación que hacemos de las cosas y la portamos orgullosamente en nuestro diario vivir. En como nos vestimos, en como hablamos, en lo que comemos, en la música que escuchamos, en los sitios que frecuentamos. Nos ponemos Asddidas y no nos importa que sean chiviados; de hecho eso los hace más chimba. Nos encanta el ajiaco, pero acompañado de un vinito blanco bien frío. Nos inventamos el Guareitoreid(Guaro con Gatorade).

Farriamos Techno, Technocumbia, Technoguaracha y Reggaeton. Amamos endulzar el ojo en San Victorino.

Formamos un mezcoliche entre lo popular y la crema; entre lo supuestamente chirri y lo
supuestamente gomelo, que se vuelven uno solo. Un ciclo donde cada uno se alimenta del otro. Esta mezcla inspira El Colgadero.

El Colgadero es una alegoría del tendedero de ropa que sale a la calle. En una cuerda se cuelgan y descuelgan objetos, y ¿Por qué no? Arte.

El Colgadero es una cuerda itinerante en donde nuestro colectivo, desde el postcriollismo y su identidad visual, tiende objetos producidos a partir de la gráfica postcriolla. Somos diez artistas con cuatro temas a tratar, llevando El Colgadero por distintas partes de la ciudad y del país. Nos adaptamos al espacio que vamos a habitar, poniendo la cuerda, de poste a poste, de árbol a poste, de balcón a árbol y con pinzas para ropa colgamos nuestro arte. Buscamos un espacio de intercambio, colgar cosas, que la gente se las lleve y si les da la gana, que ellos cuelguen otras. Cualquier cosa que llegue al Colgadero, si alguien no se la llevó antes, será recogida e intervenida plásticamente y re colgada para que otra persona la descuelgue.

Cuatro meses: cuatro ediciones. El último domingo de cada mes, El Colgadero sale a las calles para la gente. El primer tema es la copia barata que se desarrollará en San Victorino. El segundo es la ruma dembow tendrá una versión especial en Palomino, la Guajira. El tercero es el esoterismo postcriollo que tendrá lugar en el Septimazo. La cuarta edición, la inventiva popular y el rebusque llegará a Bosa.

Cada artista hará mínimo dos copias de su propuesta para cada edición. Una estará en una publicación final que servirá como registro editorial de nuestra acción. El resto de copias son para la gente y estarán en El Colgadero, que al final estará vacío.